Por: Mariano Busso
AL MAESTRO GRIFFA, QUIEN ESCRIBIO DE PUÑO Y LETRA LA HISTORIA GRANDE DE NEWELL’S OLD BOYS.
Hablar de Jorge Bernardo Griffa es hablar de la historia grande y ganadora de NOB. Hablar de Griffa es recordar un día de 1972 cuando en su vuelta de Europa “gracias” a un accidente automovilístico recaló nuevamente en el club más grande del mundo. Hablar de Jorge es palpar a un hombre que hizo de su trabajo la obra más importante que pueda recordarse en cualquier club de fútbol del mundo. Es forjar la identidad de todo un pueblo que se fue transmitiendo de generación en generación y traspasó los límites y barreras del parque para alimentar a todas las selecciones nacionales. Cerrar los ojos y acordarse de la década del setenta es como si comenzáramos a proyectar futuras estrellas mundiales ganadoras de todo y tenerlas en el Parque.
Quien no recuerda la línea media de la cuarta especial que formaban Giusti, Gallego y Alfaro, tres próceres sagrados de nuestra historia. O a aquel prometedor delantero que debutó en primera en el 74 y luego brillaría en Europa, un tal Jorge Alberto Francisco Valdano. O ese 2 que corría sobre almohadones llamado Juan Simón campeón del mundo junto a nuestro Diego en Japón en el 79. De su mano surgió el máximo goleador de todos los tiempos rojinegros: Víctor Rogelio Ramos, que con sus más de 100 gritos nos hiciera tan felices. Quien no recuerda que en 1980 era imposible seguir reteniendo al Tolo por la cantidad de ofertas que llegaban al club y cuando le preguntaron a Jorge el respondió “véndanlo, en ese puesto estamos cubiertos”. Y luego una tarde de ese mismo año debutaba de 5, quien sería el Gran Capitán del barco de los grandes éxitos: Gerardo Daniel Martino.
Cómo olvidar que de su mano arribaron al Parque el Cabezón Civarelli, el flaco Theyler de San José de la Esquina, el Gringo Pautasso, baluarte del 88, el Chocho Llop que se fue a Estudiantes de Río Cuarto por consejo de Jorge para luego volver y ser el motor de todos los equipos, Boquita Sensini, un monstruo del fútbol mundial, el Pepe Scoponi, Torombolo, el héroe de la Bombonera que con sus manos paró todo lo que le tiraban y daba la vida por NOB en cada salida. Muchos recuerdan las categorías 62, 63 y 64, todas moldeadas bajo la mirada protectora del maestro. De allí surgieron Jorge Luis Luján Gabrich, goleador y jugador terrible que se fue joven a triunfar a México y luego volvió a llenarse la boca de gol una noche Histórica en el Jorge Rafael Videla frente a Nacional de Montevideo, el día que por primera vez se llenó ese estadio sin que juegue la selección o tocara Queen. De esas categorías eran los grandes próceres del 88 como Mamita Basualdo, el Yaya Rossi, quizas el volante más completo que vistió la rojinegra, la Chancha Cozzoni, goleador inmenso, el Galgo Dezotti, de una fuerza y velocidad meteórica, también el gran Negro Almirón, de la 58, quien vaya a saber que verdes y espúreos motivos hicieron cambiar su amor por la rojinegra por ser adlálter de los enemigos de club, aquellos que hicieron de NOB una cueva de ladrones.
Citarlo a Jorge es susurrar al oído de tu hijo la palabra decencia. Es decirle en ese susurro que él fue quien propuso como DT de la primera a un pibe de 36 años en un momento muy delicado: Marcelo Alberto Bielsa. Y luego ese pibe se transformaría en el MAXIMO IDOLO DE LA INSTITUCION, por su trabajo, por su amor al club, por su honestidad, por su valentía para no transar, por su calidad de ser humano, por su conocimiento. Todos valores que traía de la cuna y que su maestro Jorge se los afirmaba día tras día en el Predio del Sagrado Corazón donde entrenaban los juveniles allá por mediados de la década del 80. Y por eso, gracias a Jorge, el Loco Bielsa pudo conformar el gran equipo de los 90, con el producto de esa cantera inagotable que emanaba de la mano del Gran Maestro. Así salieron a la luz el Negro Gamboa, que lleva la rojinegra pegada a la piel, Mauricio Pochettino, un 6 como pocos y un embajador leproso en Europa, el Toto Berizzo, polifuncional y todoterreno, quien hizo los goles más trascendentes de la era Bielsa, a Boca en la primera final del 91 y a San Pablo en el partido de ida de la final de América del 92, ambos en el vueltódromo, el Gallo Franco, enorme gladiador de mil batallas, el Negro Zamora, que con su habilidad nos hacía caer la baba, el Pelado Berti, quien era el terror de los sin aliento: “nos da miedo” decía por esos días alguien sin vitamina, el Chongui Saldaña que empezó de 4 y terminó de 10, un fenómeno, Cristian Ruffini, el del zapatazo del día del “Newell’s carajo, Newell’s”.
Citarlo a Jorge es susurrar al oído de tu hijo la palabra decencia. Es decirle en ese susurro que él fue quien propuso como DT de la primera a un pibe de 36 años en un momento muy delicado: Marcelo Alberto Bielsa. Y luego ese pibe se transformaría en el MAXIMO IDOLO DE LA INSTITUCION, por su trabajo, por su amor al club, por su honestidad, por su valentía para no transar, por su calidad de ser humano, por su conocimiento. Todos valores que traía de la cuna y que su maestro Jorge se los afirmaba día tras día en el Predio del Sagrado Corazón donde entrenaban los juveniles allá por mediados de la década del 80. Y por eso, gracias a Jorge, el Loco Bielsa pudo conformar el gran equipo de los 90, con el producto de esa cantera inagotable que emanaba de la mano del Gran Maestro. Así salieron a la luz el Negro Gamboa, que lleva la rojinegra pegada a la piel, Mauricio Pochettino, un 6 como pocos y un embajador leproso en Europa, el Toto Berizzo, polifuncional y todoterreno, quien hizo los goles más trascendentes de la era Bielsa, a Boca en la primera final del 91 y a San Pablo en el partido de ida de la final de América del 92, ambos en el vueltódromo, el Gallo Franco, enorme gladiador de mil batallas, el Negro Zamora, que con su habilidad nos hacía caer la baba, el Pelado Berti, quien era el terror de los sin aliento: “nos da miedo” decía por esos días alguien sin vitamina, el Chongui Saldaña que empezó de 4 y terminó de 10, un fenómeno, Cristian Ruffini, el del zapatazo del día del “Newell’s carajo, Newell’s”.
Por sus manos también pasaron el Torpedo Saez, Carozo Raggio, Adrián Blas Taffarel, el Ciego Fullana, Dalcio y Sergio Giovagnoli, el Pitufo Grioni, Fabián Garfagnoli, Dieguito Cerro, un 3 del demonio que por una de esas lesiones no pudo demostrar todo su potencial en primera, Gustavo Masat a quien las lesiones lo marginaron muy pronto pero pintaba para marcador de punta de selección, Ricardo Lunari, el Pollo Stachiotti, el Pampa Bihurriet, que en paz descanse y muchos otros que forjaron esos años dorados.
Luego llegó la noche al club, llegaron los buitres carroñeros que pretendieron escribir la historia a partir de ellos. Pero la gloria y la memoria no pueden ser cubiertas por una barba o destruida mediante golpes y aprietes.
A pesar de ellos, seguían saliendo los últimos frutos del árbol que plantó Jorge: el Leo Biaggini, los hermanos Crosa, Lucas Bernardi, la fiera Rodríguez, Kurt Lutman, Diego Mateo, Gastón Liendo, Terremoto Cejas, Ivan Gabrich, Hernán Franco, nuestro Brunito Jiménez, Damián Manso, y muchos más.
Por todo esto hablar de Jorge Griffa es hablar de NOB. Sin él otra hubiera sido nuestra historia. Con él seguramente jugadores como la Pulga Messi no se hubieran ido. Por eso todos los leprosos del mundo y porque no el pueblo argentino le decimos una vez más: GRACIAS MAESTRO. En poco tiempo las puertas del parque estarán abiertas para Ud. de par en par.
LINK: Soyleproso.com
2 comentarios:
Nunca nos olvidemos de Griffa, y éste sábado menos que nunca. Gritemos por Marcelo, puteemos contra López, pero por sobre todas las cosas recordemos que éste es un homenaje hacia él. Gracias Jorge, sos un grande....
Griffa va a volver....Griffa va a volver....Griffa va a volver a Ñubel....Griffa va a volver!!!!!!!
que buen homenaje le hicimos a griffa, fuimos casi como 500 personas que grande,
Lastima el bati que se hizo de boca y que a bielsa ya newells le chupa un huevo... bue.. la proxima será, por lo menos lo tenemos al gordo real, no?
Saludos (de C_u__t)
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